domingo, 10 de mayo de 2009

Una experiencia de trabajo gratificante

Pese a todos los pronósticos, desde que recibí mi cartón como egresada médica, todos los empleos que me había procurado la vida haced un tiempo, fueron en la zona rural colombiana. Desde la lente estatal bajo la que se miran los pacientes que pertenecen al Régimen Subsidiado, o bajo la lente individual en la que yo personalmente observo y evalúo a mis pacientes, el factor común siempre fue la evidente necesidad de cuidados médicos, psicológicos y afectivos de una gran porción de población de los campos, que han venido sufriendo las vicisitudes y estragos de la violencia, no desde hace pocos años, sino quizá desde su nacimiento (los más jóvenes) y desde muy temprana edad (los más viejos), pintando en sus rostros y en su alma el dibujo de la tristeza, la desesperanza, la inquietud y el dolor de haber perdido el fruto de su trabajo y la tierra donde habían sido sembradas sus ilusiones...
Un buen día, apareció un aviso en el periódico local, donde decía que necesitaban “una médica” con experiencia en el área rural para trabajar en Sucre, Córdoba y Bolívar. Presenté la mía y 2 meses más tarde, inicié labores con MSF en Montería, yendo a prestar servicios a la población necesitada en comunidades donde la salud hacia tiempo no iba.
Bien: no iría a África a ayudar a la gente que se veía en la tv caer literalmente sobre la calle, su cuerpo yermo, a causa del hambre..., pero sí trabajaría aquí, en ésta tierra que me vio nacer y que tantas alegrías como sinsabores me habia dado...
Fueron especialmente satisfactorios para mi, en aquella época, ver la resolución de cómo se brindaría la ayuda a los muchos niños que diagnosticamos clínicamente con Kalahzar (Leishmaniosis Visceral): para sus familias, ignorantes del impacto de éste diagnóstico y sabedores, eso sí, del fatal desenlace, sentirse impotentes era el factor común, pues la tramitología que amerita el caso y los costos, hacían inalcanzable para ellos el seguimiento. Se hizo un contacto con las autoridades de salud donde había personal entrenado para la toma de muestras (incluso punciones) para que los pacientes fueran atendidos en toda la extensión de su caso. Al salir de las zonas, dejar a éste personal sin atención fue quizá lo más duro desde mi punto de vista. ... El problema de Leishmania en algunas zonas del pais es severo y para unos 4 o 5 años más adelante, las cifras serán verdaderamente altas, si se tiene en cuenta que la mayoría de los enfermos no recibieron tratamiento durante el episodio muco-cutaneo....
En muchas comunidades dejamos “multiplicadores de salud” cuyo trabajo es el de orientar a la comunidad en temas de salud, la experiencia fue realmente enriquecedora. Teníamos la preocupación de qué haría toda la gente cuando no estuviésemos, sobretodo con respecto de valorar más el problema que los aqueja en gran medida: malaria. Y decidimos que lo mejor era entrenar a la comunidad, desde la experiencia y conocimientos de la comunidad misma, en los aspectos básicos y relevantes de ésta patología, sus consecuencias y su prevención. Los resultados fueron siempre muy alentadores, no solo porque las gentes empezaron a hacer preguntas interesantes y a guardar medidas cautelares, sino porque empezaron a reconocer en su multiplicador una persona de confianza en quien depositar sus dudas e inquietudes de su salud.
Han sido para mi muy satisfactorias todas las ocasiones en las que hemos podido ayudar a solucionar su problema de salud a las personas que hemos remitido a otros servicios: muchas han agradecido nuestra labor, puesto que en innumerables ocasiones (antes, mucho antes), habían intentado hacer algo por ellos y los hospitales nunca les prestaron atención”; desde que iniciamos el programa de remisiones, muchos se beneficiaron de la resolución total de su problema. Para mi, un caso que siempre voy a recordar, es el de un niño de 8 años de El Llano, en nuestras primeras visitas, que en sus juegos con amiguitos, comió de una frutilla que en el folklore popular llaman “tapa-culo”… …a las 24 horas hizo un severo cuadro de dolor abdominal que resultó ser quirúrgico y por lo cual tuvo que ser sometido a una cirugía de emergencias por obstrucción intestinal. Toda la comunidad, MSF y los hospitales de Carepa y Apartadó, se constituyeron en un concierto unísono para auxiliar al niño. Fue una experiencia sorprendente de coordinación y AYUDA humanitaria!
Aprendí mucho todos ésos años.Aprendí a manejar la frustración y trocarla en “inventar” soluciones.
Las comunidades, la gente y sus problemas, me hicieron comprender, incluso a mí que soy de Colombia, las frustraciones y carencias que sufren los que vivimos aquí.
He comprendido que tenemos un problema serio de manejo del Estado y sus divisiones.
He entendido otra vez, que quizá falte gente idónea para el manejo de los problemas de la gente.
He comprendido que nos hace falta mucho a nuestro país, para avanzar hacia el desarrollo.

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